viernes, 31 de mayo de 2013

Gobierno de Estados Unidos paga las denuncias que luego incluye en sus informes sobre libertad religiosa en Cuba


Presidente cubano Raúl Castro asiste a ceremonia religiosa judía en La Habana
Por José Manzaneda, coordinador de Cubainformación

El Gobierno norteamericano, cada año, asigna 20 millones de dólares a numerosos grupos –entre ellos varios de corte religioso- para que realicen denuncias contra el Gobierno cubano. Estas denuncias, después, son las que aparecerán en los sucesivos informes del Departamento de Estado sobre libertad religiosa, derechos humanos, o gobiernos que amparan el terrorismo, en todos los cuales Cuba figura como país acusado. Conclusión: el Gobierno de EEUU paga a sus informantes para recibir denuncias a la medida de sus intereses geopolíticos.
Hace unos días se celebraba en La Habana la VI Asamblea General del Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI), donde 300 líderes protestantes de 20 países condenaban el bloqueo de EEUU a Cuba (1). Y lo hacían con conocimiento de causa: en noviembre pasado, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos congeló los 101.000 dólares con que dicho Consejo de Iglesias, cuya sede central está en Ecuador, pretendía organizar este evento en La Habana (2). La congelación de fondos obligó a suspenderlo en su fecha prevista, febrero, y finalmente, con tres meses de retraso, ha podido celebrarse.
El incidente no fue seleccionado como noticia por la redacción de los grandes medios internacionales. Y ningún articulista de la gran prensa mundial lo presentó como ejemplo de los obstáculos del gobierno norteamericano a la libertad religiosa.
Por contra, el pasado 20 de mayo, el Gobierno de EEUU presentaba su informe sobre la libertad religiosa en el mundo, con denuncias explícitas a Cuba (3) y a otros países oponentes a sus intereses, como Venezuela (4). Estas denuncias sí eran convertidas en noticia internacional en numerosos medios.
El citado informe del Departamento de Estado ataca al Ejecutivo de Cuba porque éste -por ejemplo- trata de "limitar la influencia de grupos religiosos en ciertas áreas geográficas, sociales y políticas" (5). En otras palabras, porque en Cuba se sigue manteniendo una política estricta de laicidad de la Administración, y una separación clara entre Estado y confesiones religiosas.
El informe es un compendio de denuncias y especulaciones de la llamada “disidencia” cubana, a la que el Gobierno de EEUU –recordemos- subvenciona. En el texto se citan denuncias de supuestos obstáculos gubernamentales al culto religioso presentadas por fuentes tan genéricas y poco creíbles como “varios pastores de la zona oriental de Cuba” o “muchos grupos religiosos”. Y todo sin la menor prueba.
Y es que el método de trabajo del Gobierno norteamericano no deja de resultar curioso, por su elevado grado de cinismo: recordemos que, cada año, asigna 20 millones de dólares a numerosos grupos –entre ellos varios de corte religioso- para que realicen denuncias contra el Gobierno cubano (6). Estas denuncias, después, son las que aparecerán en los sucesivos informes del Departamento de Estado sobre libertad religiosa, derechos humanos, o gobiernos que amparan el terrorismo, en todos los cuales Cuba figura como país acusado (7). Conclusión: el Gobierno de EEUU paga a sus informantes para recibir denuncias a la medida de sus intereses geopolíticos.
Lo cierto es que en Cuba existe una absoluta libertad de culto, de la que disfrutan no solo las iglesias evangélicas y protestantes que se reunían recientemente en La Habana. También la propia Iglesia católica, enfrentada durante años con el Gobierno cubano por su respaldo y amparo a la dictadura de Fulgencio Batista (8). Además, el Islam (9), el judaísmo (10), el budismo (11), la Iglesia cristiana ortodoxa (12) o los cultos sincréticos de origen africano (13) tienen espacios plenamente autónomos en la Isla.
Sin embargo, en no pocos medios internacionales vemos convertidas en noticia, no solo las denuncias del Gobierno norteamericano, sino también las de organizaciones católicas de derecha, como Solidaridad Cristiana Mundial (14) o Ayuda a la Iglesia Necesitada. En uno de los informes de esta última organización leemos que “en Cuba la situación de la Iglesia católica es grave” (15). La explicación de esta “grave situación” es sumamente clarificadora. Leemos: “No hay una persecución material real de los católicos, sino una forma más sutil, que intenta relegar(los) (...) a los márgenes de la sociedad y la política”. Y añade, “la Iglesia, de hecho, no tiene acceso a la prensa. No se permite la enseñanza de la religión católica en las escuelas estatales. Y es imposible abrir colegios privados católicos”. Esta organización describe así cuál es la raíz del conflicto de intereses -siempre latente, a pesar de las actuales buenas relaciones- entre la Iglesia católica y el Estado cubano, que no tiene absolutamente nada que ver con la libertad de culto. El problema es que el carácter socialista de la sociedad cubana impide que entidades privadas como la Iglesia católica accedan, mediante sus enormes recursos económicos, a poderosos resortes ideológicos, como los medios de comunicación o la educación, garantizados como públicos en la Constitución cubana.
En cualquier caso, ni la propia Iglesia católica cubana actual respalda ya los inventos y especulaciones del Gobierno de EEUU sobre una supuesta persecución religiosa en Cuba, cocinados por una “disidencia” cubana a la que previamente subvenciona.

Tomado del sitio digital Cubainformación


cubainformacion.tv

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